miércoles, julio 19, 2006
La sombra de un día proyectó esto:
Un día voy a dejar de hacer el esfuerzo por no desvanecerme y me voy a encontrar cara a cara con la vida que viene persiguiéndome desde cuando era apenas un niño; le voy a preguntar tantas cosas que el tiempo le va a jugar en contra y ahí me voy a reír yo. Me voy a sentar en una silla de cartón corrugado y voy a doblarme para escuchar la vida crujir como una nuez que se rompe entre los codos de una bestia. Seguramente me sorprenda de algunas reacciones físicas que van a salir de mis palabras.
Antes de ayer pensé que la mitad de los años que viví no son ni la cuarta parte de mi existencia total y clasifiqué los días que faltan para mi muerte en dos partes: Días Primeros y Días Últimos.
En los Primeros, que comienzan a partir de mañana todos los días, voy a amalgamar las soluciones de mis problemas con las dificultades para resolverlos, voy a desatar los nudos de los prejuicios ajenos con mis manos protegidas por desintereses afectivos; voy a cambiarle el sentido a las calles de mi incoherencia versátil y allí, dónde el sol nocturno calienta sentimientos, voy a desangrarme por dividir las penas de mi invisibilidad.
En lo Días Últimos, que se cuentan desde el final hacia el presente a partir de mi último Día Primero, no voy a hacer nada. Todos los rulemanes de mi funcionamiento estético van a girar a la velocidad de un cometa y sin hacer ni un solo murmullo; Las cartas astrales que son mis divinidades van a estar marcadas con fibrones indelebles y los jugadores de ajedrez que se divierten en las mesas de mi razón van hacerse señas para terminar invictos la competencia (creo que se llama Trampa).
Claro que estos planes serían inútiles sin la complicidad de la muerte, que supongo que me dará el tiempo necesario para poder llevarlos a cabo, y digo supongo porque la última vez que pensé en ella para efectivizar mis proyectos se derramaron todos mis reflejos dejando mi ser al descubierto, sin techos, sin ropas, sin paredes, sin nadie que me proteja…me asusté… y el temor me condujo hasta el sitio desde dónde parte ahora mi nueva empresa.
Llevo, además de ilusiones y otros cachivaches, una hermosa angustia para venderla al final de mi viaje; alguien me dijo que quizás podría canjearla en los Días Primeros, dicen que allí las personas se sienten tan satisfechas y realizadas que aceptan estupideces con entusiasmo ¡y hasta regalan abrazos!; de todos modos llevo mi planta de burbujas que me salva de cualquier situación inesperada. No tengo de que preocuparme.
Con todo este repertorio, pensé, mi futuro no tiene más que dejarse empujar por el presente, como lo hace una bolita de acero dentro de un rulemán…¡Claro, mi futuro es una rueda! ¡Los Días Primeros son círculos dentro de la rueda!... ¿Para qué más explicaciones? ¿Para qué detenerse a pensar?... existir me pasó por arriba y me dejó tan chato como una hoja de un árbol muerto, más vivo que la vida.
 
Creado por marianitooo a las 12:23 a. m. | Permalink |


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