miércoles, julio 12, 2006
La luz

Todo puede ocurrir. Una luz intentando iluminar la oscuridad, justo debajo de un puente, justo allí, justo en primavera. Provocando brillos en basurales y en personas apagadas; saludando al pasar. El territorio negro de la guerra entre la miseria y la demencia. ¿Dónde se encontraba la lluvia que en aquel cruel momento, hubiera sido la propagación de la igualdad?
Estaba deshilachada en la poesía de las nubes, por lo tanto no inspiró ni una sola gota de nervios en los dientes del cielo. Poco a poco se fue humedeciendo su pesada inquietud internada en el hospital de la paciencia, estaba grave, conectada a un suero, agonizando…
Hoy esa luz, es una hilera de pinos sobre las colinas infinitas de todos los celos. Hoy se quiebra, se deja caer y no se avergüenza. Tal vez haya aprendido el arte de actuar, o a lo mejor recuperó los falsos límites fallados, o mejor aún, cambió las soledades por jardines con flores bicolores y viñedos orquestales- de estas probabilidades deduzco que mi ingenuidad es demasiado sofisticada, demasiado infantil-.

La luz que vuela, voló ayer como un colibrí, agitando sus alas velozmente.

En el mes de septiembre pasado, cesó el intento de iluminar oscuridades. Su mágica existencia movió sus pertenencias hacia otro espacio y prometió que para el otoño iba a volver con más energía y belleza que un átomo o una célula eléctrica (si es que esto es posible).
Su nuevo lugar no la trataba nada bien; las puertas se cerraban cuando ella las abría, eran el viento y las deformaciones arquitectónicas una pesadilla. Todas las manos que prendían su interruptor estaban atadas a las sillas, experimentando diversos placeres en su responsabilidad, pescando orgasmos de atún y otras especies marinas.
La luz tramitaba el vidrio que le iba a dar forma a su verdad, levantaba su frente resplandeciente y extrañaba la oscuridad. No sabía porque no la distraía el viento, las sombras, los cables paralelos, los faroles, el fuego, el humo y los anteojos del sol, pero sentía el ardor de ser visible en los albores de su existencia…y entonces volvió. Volvió al septiembre oscuro, debajo de los puentes y brilló sin frenos. Fue tanta su afectación que la oscuridad encendió una nueva luz. Allí encontró su muerte según el contraste de colores que ofreció su dudoso testimonio. La justicia, en manos de las paredes iluminadas con la nueva luz, halló inocente a la oscuridad, quién de tristeza se suicidó el 19 de noviembre pasado.
 
Creado por marianitooo a las 12:39 a. m. | Permalink |


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