El rostro oculto en el sur de la sinfonía
desarrolla su invisibilidad…

-construye
con su indiferencia,
la silaba ciega de su penar-

para sobrevivir debajo de la música;
para entender la desgarradora canción del llanto.

(la lagrima en su oído lo enloquece)

Más seco y absolutamente nuevo decae.
Decaen sus formas increíbles,
los ojos inútiles de la vergüenza y su suerte, decae.

Mis métodos lo saben,
siempre lo sospecharon.

Aquel rostro oculto gusta de envejecer, conoce las pausas del tiempo muerto.

Ni por otra de las cruces, avanzadas en peligro, con cabezas hartas de resurrección/ dilapidando los sucios terrenos del fracaso/ en mi otro brazo se cocina la carne para historietas/ añadan los patines de sal que estoy muriendo acorralado/ con las flojas mañanas que nos tocan vislumbrar/ esta pesadilla de inter-galaxias prodigiosas/ siempre estiró mis ideas hasta el punto de encontrarlas/ ahogando algunas siluetas para luego convertirlas en poesía/ (escribir compulsivamente sin evitar el diseño)/ las escaleras rotas de la imaginación reconstruida/ hoy me hago llamar Hombre Sensorial para emblandecerme/ ¡Pasen a través de mi como, serpientes venenosas! / y disculpen si lo que ofrezco es grosero/ mientras lucho desinteresadamente mi posición/ pienso en las batallas ganadas ¡La vida como principio de la muerte!/ ¡La muerte como su propio final infinito!/. ..

Salto de agujeros, para vaciarme insolente/ y aún vacío, mis astillas se desangran/ dejo caer la miseria entre todos los invitados/ auxílienme cuando no me oigan hablar/ desde ahora en adelante me llamaré Hombre sin Sensaciones/ y mañana tal vez vuelva a buscar mi nueva identidad/¡Socorro!/ ¡soy un invento del mundo para justificar su inmensidad!/ ¡Socorro!/ cuando por oscuros gritos me llamen estaré ocupado/ viendo como mi demonio infeliz asesina el entorno apestado de ruidos/ griten por mi, y conmigo lloren esta alegría de estar terminando con la gloria/ ¡Vivan por siempre en la tierra que me ensucia!/ ocuparé las desgracias que hicieron insoportables todos sus abismos/ y cuando la lluvia, por fin, se encargue de cortar las secas raíces/ cuando estén empezando a florecer los cadáveres muertos de nuestros antepasados/ hablará en mi confusa tonalidad, la sombra material de mis placeres.