sábado, junio 24, 2006
Mi fracaso

Hoy, sobre la niebla, vi figuras que parecían personas; estaban al costado del camino y llevaban elementos; se movían rápido, e inextinguibles sus colores apagaban el fuego de mi intriga con sus pesadas miradas. Acariciando mi sensibilidad cantaron sus nombres en una canción y en las puertas de la duda se dejaron escuchar. Suelo dejarme llevar si de música se trata, pero esta vez no estaba completamente seguro del melancólico llanto que por algún lado escupían esas figuras. Era una interpretación algo confusa, con melodías que parecían abrazarse tímidamente sobre un puñado de figuras musicales. Con los ojos abiertos y mis oídos experimentando la mayor sensibilidad posible escuché que se trataba de una expedición hacia el tiempo pasado, donde solo con imágenes se podía construir una sensación de repetición del naufragio diario que en algún momento he vivido; sin más obstáculos silencié mi percepción y cubierto por una sabana psicodélica me dejé ver agazapado entre la gente y los otros objetos que cruzaban por el lugar, y he aquí el problema: No hubo ni una sola mirada que me regalara su visión, ni una sola lágrima encerrada en algún llanto para mojarme de piedad. Ofrecí mis experimentos al tibio pesar de su indiferencia (ahora ocupaba mi atención en una sola figura, llamémosla “figura especial”); pero no superé mis límites sabiendo de antemano que esto sería una tarea imposible. Quería establecer las diferencias entre mi problema y el problema de la figura esa que no dejaba de ignorarme, como todas las demás. ¿Me faltaban las palabras o no me animaba a pronunciarlas? ¡La inhibición, fastidiosa incapacidad para saltar al vacío! No me alcanzarían las calles del mundo si hubiese querido derrotarla, o al menos aconsejarle que no solo en espejos podía inhibirme, qué el silencio que tanto desprecio me estiraba su brazo para rescatarme del pozo sin fondo en el cual caía voluntariamente.
Las figuras comenzaron a saltar, saltaban muy alto, casi tocaban el cielo en su caída; entonces quise agarrarla a ella y así aprovecharme de la situación, pero de mis bolsillos comenzaron a caer muchas bocas expresando risas burlonas. Me sentí incomodo por el brillo de sus dientes que alumbraban mi cabeza desde el piso. Yo no quería que las figuras dejaran de saltar e hicieran filas para comprar esas bocas y tejerlas a sus rostros serios, porque era esa seriedad la que se llevaba todas mis alucinaciones y fantasías; era esa seriedad mentirosa la que compraba todo aquel que quisiera tener en su mesita de luz un pañuelo descartable para limpiar el maquillaje que los defendía de su verdadera vergüenza. Grité. Grité para alejar las sonrisas y fue curioso lo que sucedió (al menos lo era en ese momento).Las figuras y las bocas se acercaron a mí. Las primeras me rodearon con un nerviosismo que era ajeno a su comportamiento, parecía que habían encontrado esos nervios tirados por la calle, como quien encuentra harapos en un basural y los utiliza para abrigarse del frío. Las segundas empezaron a hablar, ¡me hablaban a mí!

- Dinos quién viene a tu encuentro por las noches
Dinos por qué piensas que un alma te espera en el mundo
Pronuncia las palabras que no osas hablar en su presencia
Explícanos el sentimiento de amar y no poder amar


Jaja debo admitir que eran unas bocas graciosas que no dudaban en pedir lo que querían saber y mi percepción intuía que tenía que contarles todo, DEBIA contarles todo. Pero no pude hacerlo; una vez más llamé y solicité la ayuda del silencio y así perdí la oportunidad de hablarle a esa “figura especial” con palabras, perdí la oportunidad de plasmar en sonidos lo que mis ojos intentaban decir. Ahora empezaba a dudar si esas bocas me hablaban a mí o solo querían ser oídas por alguien, porque no tenían ojos y tal vez tampoco tenían vista, de manera que podrían haber estado hablando con todas las figuras o quizás con MI “figura especial”. Todo tenía sentido, ¡No importa a quién le hablaban, lo importante es que las escuché! Las escuché y sus pedidos se agitaban en mi voluntad. Tuve que golpear mi cabeza contra el piso para que el silencio no me abandone, pero no funcionó; Quedé desnudo cuando solté palabras casi sin querer. Nuevamente las figuras y las bocas se acercaron a mí, pero esta vez lo hicieron con ansiedad, porque misteriosamente yo estaba hablando con los ojos cerrados:

“Cercherò lontana terra dove gemer sconosciuto; la vivrò col cuore in guerra deplorando il ben perduto; ma né sorte a me nemica, né frapposti monti e mar, ti potranno, o dolce amica dal mio core cancellar.”

Me escuchaba e imaginaba que mi figura especial estaba sentada escuchándome con su cuerpo ahogado en un mar de tristeza. Imaginaba que las bocas habían dejado de reír y apagadas, como un una flor en la oscuridad, se mordían los labios; las demás figuras emprendían su viaje de regreso, abrazadas caminando con pasos pesados, con la espalda encorvada, y con sus cabezas apuntando hacia el suelo, (que también tenía un rostro como de desilusión). Fue verdaderamente refrescante abrir los ojos y verme solo, escuchando el eco de las palabras que me atreví a pronunciar.
No obtuve ningún resultado cuando quise armar los pedazos de olores que quedaron flotando en el aire. No recordé ni siquiera la niebla. No me aferré a los fracasos ni comprometí mis intentos. No pude explicar el sentimiento de amar sin poder amar.
 
Creado por marianitooo a las 5:18 p. m. | Permalink |


3 Comments:
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  • At 6:29 p. m., Anonymous Anónimo

    encantador texto.
    quiero mas.

    le dejo mis mas cordiales saludos :)

     
  • At 6:35 p. m., Anonymous Anónimo

    me parese mui lindo..
    se me vino a la cabesa decir "la flashaste!"
    un toque me hiciste flasharla, esta bueno :)
    un beso!
    adios

     
  • At 9:31 p. m., Anonymous Anónimo

    me gusto,,,,dana