Hoy me volví un charlatán.

Necesito temas de conversación,
y una vez más,
todo me remite a algún capitulo de Los Simpsons.

Una boca mantenía palabras flotando en el aire,
siempre sustituyéndolas,
hasta el cansancio.

Caminando por la calle Libertad en puntitas de pie.

Sigo hablando igual,
aunque esté solo.
No hablo para nadie más que para mí.

Me trepo a un árbol, ahora se.
Es el momento de escuchar el fotómetro de mi imaginación.

La aguja se desliza hacia la izquierda.
(necesito ver más y hablar menos)
Quiero ser sordo y mudo, pero solo por hoy.

Me dio vértigo cuando miré para abajo
porque todos hablaban para nadie.
No soy original.

Pero me bajé igual del árbol.

Les pedí a las sombras del olvido que me escuchen,
entonces disparé incoherencias
les dije que era universal y que si vuelven más tarde que ayer me confundirán.
(Entre otras cosas)

Lo más fabuloso fue que me entendieron.

No paran de sorprenderme los sonidos,
vengan de donde vengan, digan lo que digan,
es una extraña coincidencia
entre hablar y escuchar.

Si escribo nadie me escucha y si hablo nadie me lee...


mejor siéntanme.