jueves, septiembre 07, 2006
Merienda en un bar
El día más frío del año, de todos los años/ el día más transparente, el día más débil/ sobrevuela un ángel este cielo/ sopla las nubes/ me recuerda unos besos de algodón/ favorece al viento/ la abstinencia tiene el corazón carbonizado y no lo siente/ un gran caudal de agua tibia se derrama sobre las teclas gastadas/ las gotas de tinta que no se usan, manchan las paredes/ las monedas caen al suelo y en su caída arrastran algunos matices de la palabra ruido/ no es tan grande el significado de las cosas/ sé que podría guardarlo en mis alforjas/ y allí cabalgar/ por un campo pintado de pastos y animales silvestres/ distintas disciplinas conjugadas para convertir las plantas en comida/ nada de alquimia/ es una superstición macabra donde todo tipo de brujas y hechiceros se disputan un debate filosófico en el marco de una aquelarre universal/ sentada en su habitación, pateando un sillón de terciopelo, una esfera brillante proyecta la nostalgia con olor a humedad/ dejame decirte dos cosas: una: no voy a ser tu amiga y dos: no voy a responder a tus llamados/ no me queda otra que recurrir a la magia negra/ un rostro infeliz recuerda que lo importante no era meterse en el mar, sino mojarse/ conclusiones derretidas/ deterioro de la imaginación y fin de este cuento.
 
Creado por marianitooo a las 1:17 a. m. | Permalink |


2 Comments:
-------------------------------------------------------------------------------------------

  • At 1:28 a. m., Anonymous Anónimo

    ..hermoso dia gris porque acudes a mi tan seguido, de tanto verte e aprendido a querete pero no a comprenderte...disfrutando y sufriendo al mismo momento y al instante surge el porque...porque acudes a mi tan seguido? acaso fui tu amante una vida anterior? o tal vez es un pacto que no recuerdo; por favor quisiera que me des esa respuesta que vive en mi y no logro desifrar....que tal vez nunca lo haga.

     
  • At 9:22 a. m., Anonymous Anónimo

    sí, como quieras..
    pero yo te digo que no hay como una ola que te deje desnudo, como un libro esperándote sonriente, como el brillo de una manzana, como un fa# bien apoyado, como el perfume de las fresias en la calle Corrientes, como esos ojos que siempre van a estar, como el agua acariciándote la espalda, como la mañana que todavía no llega, y mucho menos como un acorde de Dom que se muere en el aire.